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Personajes
Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar
Versión libre de María Izquierdo de la novela de Luis Sepúlveda
Personajes
PERSONAJES
Narradora
Zorbas
Gaviota
Afortunada
Gatos: Colonello, Secretario, Sabelotodo y Barlovento
Fascinerosos
Bubulina
Poeta
Parte 2
PARTE 2: UN GATO GRANDE NEGRO Y GORDO
CANCIÓN
El gato grande, negro y gordo,
tomaba el sol en su balcón,
ronroneando y meditando acerca de lo bien que se estaba allí,
recibiendo los cálidos rayos panza arriba,
en su balcón,
con las cuatro patas muy encogidas y el rabo estirado,
en su balcón.
En el preciso momento en que giraba perezosamente el cuerpo para que el sol le calentara el lomo, escuchó el zumbido provocado por un objeto volador que no supo identificar y que se acercaba a gran velocidad. Alerta, dio un salto, y apenas alcanzó a esquivar a la gaviota que cayó
en su balcón.
Era un ave muy sucia. Tenía todo el cuerpo impregnado de una sustancia oscura y maloliente.
Zorbas se acercó, y la gaviota intentó incorporarse arrastrando las alas.
Voy a morir-
¡No te mueras!
Descansa un poco y verás cómo te repones
Voy a poner un huevo, con las últimas fuerzas que me quedan, voy a poner un huevo. Amigo gato, se ve que eres un animal bueno y de nobles sentimientos. Por eso voy a pedirte que me hagas tres promesas. ¿Me las harás?-
Zorbas pensó que la pobre gaviota deliraba, y que con un pájaro en tan penoso estado solo se podía ser generoso.
CANCIÓN
Te prometo lo que quieras, pero ahora descansa
No tengo tiempo para descansar. Prométeme que no te comerás el huevo
Prometo no comerme el huevo
Prométeme que lo cuidarás hasta que nazca el pollito
Prometo que cuidaré el huevo hasta que nazca el pollito.
Y prométeme que le enseñarás a volar
Entonces Zorbas supuso que esa desafortunada gaviota no solo deliraba, sino que estaba completamente loca.
Prometo enseñarle a volar. Y ahora descansa que voy en busca de ayuda
maulló Zorbas, trepando de un salto hasta el tejado.
La gaviota miró el cielo, agradeció todos los buenos vientos que la habían acompañado y, justo cuando exhalaba el último suspiro, un huevito blanco con pintitas azules, rodó junto a su cuerpo impregnado de petróleo.
Parte 3
PARTE 3: ZORBAS EMPIEZA A CUMPLIR LO PROMETIDO
CANCIÓN
Los cuatro gatos bajaron del tejado al balcón
y de inmediato comprendieron que llegaban tarde.
Colonello, Sabelotodo, Secretario y Zorbas,
observaron con respeto el cuerpo sin vida de la gaviota.
Creo que debemos juntarle las alas.
Es lo que se hace en estos casos-
Indicó Colonello.
Venciendo la repugnancia que les provocaba aquel ser impregnado de petróleo, le unieron las alas al cuerpo, y al moverla, descubrieron el huevo blanco con pintitas azules.
¡El huevo, llegó a poner el huevo! ¿Qué voy a hacer con el huevo?
Se preguntó el cada vez más acongojado Zorbas-
Con un huevo se pueden hacer muchas cosas, una tortilla por ejemplo
-propuso Secretario.
¡De eso ni maullar!, Zorbas prometió a esa pobre gaviota que cuidaría del huevo y del polluelo. Una promesa de honor contraída por un gato del puerto atañe a todos los gatos del puerto, de tal manera que el huevo no se toca.
-declaró solemne Colonello.
¡Pero yo no sé cómo cuidar un huevo! ¡Nunca antes he tenido un huevo a mi cuidado!
Maulló desesperado Zorbas.
Entonces todos los gatos miraron a Sabelotodo.
Por el momento aconsejo calor, calor corporal, mucho calor corporal.
-indicó Sabelotodo con tono didáctico.
O sea que a echarse junto al huevo, pero sin romperlo
-aconsejó Sabelotodo.
Zorbas se quedó solo con el huevo en el balcón. Con mucho cuidado se tendió y lo atrajo junto a su barriga. Se sentía ridículo. Pensaba en las mofas que, si llegaban a verlo, le dedicarían los dos gatos facinerosos a los que se había enfrentado por la mañana.
Pero una promesa es una promesa y así, calentado por los rayos del sol, se fue adormeciendo con el huevo blanco con pintitas azules muy pegado a su vientre negro.
Parte 6
PARTE 6: NO ES FÁCIL SER MAMI
¡Mami, Mami! –
Volvió a graznar el pollito ya fuera del huevo. Era blanco como la leche, y unas plumas delgadas, ralas y cortas le cubrían a medias el cuerpo. Intentó dar unos pasos y se desplomó junto a la panza de Zorbas.
¡Mami! ¡Tengo Hambre!-
Graznó picoteándole la piel. ¿Qué le daría de comer? Sabía que las gaviotas se alimentaban de pescado, pero ¿de dónde sacaba el un pedazo de pescado? Zorbas corrió a la cocina y regresó haciendo rodar una manzana.
El pollito se incorporó sobre sus tambaleantes patas y se precipitó sobre la fruta. El piquito amarillo tocó la cascara, se dobló como si fuera de goma y, al enderezarse nuevamente, catapultó al pollito hacia atrás, haciéndolo caer.
¡Tengo hambre! ¡Mami! ¡Tengo hambre!
Zorbas intentó que picoteara una papa y fue en vano. El piquito era muy blando y se doblaba al contacto con la papa. Entonces, en medio de la desesperación, recordó que el pollito era un pájaro, y que los pájaros comen insectos.
(Guitarra)
Salió al balcón y esperó pacientemente a que una mosca se pusiera al alcance de sus zarpas. No tardó en cazar una y se la entregó al hambriento.
El pollito cogió la mosca con el pico, la apretó y, cerrando los ojos, la tragó.
¡Rica comida!¡Quiero más, mami, quiero más!
– Graznó entusiasmado.
Zorbas saltaba de un extremo a otro del balcón. Tenía reunidas cinco moscas y una araña, cuando del tejado de la casa de enfrente le llegaron las voces conocidas de los dos gatos facinerosos a los que se había enfrentado hacía ya varios días.
CANCIÓN
Oye lukee catee cache
Mire, compadre. El gordito está haciendo gimnasia rítmica. Con ese cuerpo cualquiera es bailarín. Yo creo que está practicando aeróbic. Que gordito tan rico. Que grácil. Que estilo. Oye, bola de grasa, ¿tu te vas a presentar a un concurso de belleza a un concurso oooo? –
Los dos facinerosos reían, al otro lado del patio.
De buena gana Zorbas les hubiera hecho probar el filo de sus garras, pero estaban lejos, de tal manera que volvió hacia el hambriento con su botín de insectos.
El pollito devoró las cinco moscas pero se negó a probar la araña. Satisfecho, hipó y se encogió, muy pegado al vientre de Zorbas.
Tengo sueño, mami
Oye, lo siento, pero yo no soy tu mami
Claro que eres mi mami. Y eres una mami muy buena.
Parte 9
PARTE 9: ¿POLLITO O POLLITA?
Recurrieron a Barlovento que era un gato de mar. Un auténtico gato de mar.
Barlovento le examinó la cabeza y enseguida levantó las plumas que empezaban a crecerle sobre la rabadilla. El pollito buscó a Zorbas con ojos asustados.
Exclamó divertido el gato de mar.
Zorbas lamió la cabeza de la pequeña gaviota.
Considerando que la pollita ha tenido la fortuna de quedar bajo nuestra protección,
Maulló Colonello
Propongo que la llamemos Afortunada.
Celebró Barlovento.
Todos estuvieron de acuerdo con el nombre propuesto por Colonello. Entonces lo cinco gatos formaron un circulo entorno a la pequeña gaviota, se levantaron sobre las patas traseras y estirando las delanteras, hasta dejarla bajo un techo de garras, maullaron el ritual del bautizo de los gatos del puerto.
¡Te saludamos, Afortunada, amiga de los gatos!
Parte 10
Parte 10: AFORTUNADA DE VERDAD AFORTUNADA
Afortunada creció de prisa, rodeada del cariño de los gatos. Al mes de vivir en el bazar de Harry era una joven y esbelta gaviota de sedosas plumas color plata. Cuando algunos turistas visitaban el bazar, Afortunada, siguiendo las instrucciones de Colonello, se quedaba muy quieta entre las aves embalsamadas simulando ser una de ellas. Pero por las tardes cuando el bazar cerraba, deambulaba con su andar bamboleante de ave marina por todos los cuartos. Sabelotodo revisaba y revisaba libros buscando el método para que Zorbas le enseñara a volar.
Volar consiste en empujar el aire hacia atrás y hacia abajo. ¡Ajá! ya tenemos algo importante.
Musitaba Sabelotodo con la nariz metida en sus libros.
¿Y porque debo volar?
Graznaba Afortunada con las alas muy pegadas al cuerpo.
Porque eres una gaviota y las gaviotas vuelan. Me parece terrible, ¡terrible!, que no lo sepas.
Pero yo no quiero volar. Tampoco quiero ser gaviota. Quiero ser gato y los gatos no vuelan.
Eres una gaviota. Todos te queremos, Afortunada. Y te queremos porque eres una gaviota, una hermosa gaviota. No te hemos contradicho al escucharte graznar que eres un gato porque nos halaga que quieras ser como nosotros, pero eres diferente y nos gusta que seas diferente. No pudimos ayudar a tu madre pero a ti sí. Te hemos protegido desde que saliste del cascarón. Te hemos entregado todo nuestro cariño sin pensar jamás en hacer de ti un gato. Te queremos gaviota. Sentimos que también nos quieres, que somos tus amigos, tu familia, y es bueno que sepas que contigo aprendimos algo que nos llena de orgullo:
Aprendimos a apreciar, respetar y querer a un ser diferente. Es muy fácil aceptar y querer a los que son iguales a nosotros, pero hacerlo con alguien diferente es muy difícil y tú nos ayudaste a conseguirlo. Eres una gaviota y debes seguir tu destino de gaviota. Debes volar.
Me da miedo volar.
Cuando eso ocurra yo estaré contigo. Se lo prometí a tu madre.
La joven gaviota y el gato grande, negro y gordo empezaron a caminar. El lamía con ternura su cabeza, y ella le cubrió el lomo con una de sus alas extendidas.
Textura de gaviotas
Tras disfrutar unas horas de los rayos del sol, vieron a tres gaviotas volando arriba, muy arriba. Se las veía hermosas, majestuosas, recortadas contra el azul del cielo. A ratos parecían paralizarse, flotar simplemente en el aire con las alas extendidas, pero bastaba un leve movimiento para que se desplazaran con una gracia y una elegancia que despertaban envidia, y daban ganas de estar con ellas allá arriba. De pronto los gatos dejaron de mirar al cielo y posaron sus ojos en Afortunada. La joven gaviota observaba el vuelo de sus congéneres y, sin darse cuenta, extendía las alas.
Canción
Miren eso. Quiere volar. Ya es hora de que vuele. Ya es una gaviota grande y fuerte.
Afortunada, ¡Vuela! ¡Inténtalo!
Al oír los maullidos de sus amigos, Afortunada plegó las alas y se acercó a ellos. Se tumbó junto a Zorbas y empezó a hacer sonar el pico simulando que ronroneaba.
(Textura de tormenta)
¿Las gaviotas vuelan en día de tormenta?
Preguntó Afortunada.
Aseguró Barlovento-
CANCIÓN
No hay tormenta destinada a frenar el vuelo de una gaviota.
Los maullidos de los gatos calaban muy profundamente en el corazón de Afortunada. Golpeaba el suelo con las patas y su pico se movía nervioso.
¿Quieres volar, señorita?
Afortunada, vuela inténtalo
Afortunada los miró uno a uno antes de responder.
¡Si! ¡Por favor, enséñenme a volar!
Los gatos maullaron su alegría y en seguida se pusieron patas a la obra.
Habían esperado largamente aquel momento. Con toda la paciencia que caracteriza a los gatos, habían esperado a que la joven gaviota les comunicara sus deseos de volar, porque una ancestral sabiduría les hacía comprender que volar es una decisión muy personal.
El más feliz era Sabelotodo, que ya había encontrado los fundamentos del vuelo y se encargaría de dirigir las operaciones.
CANCIÓN
-¡Lista para el despegue! –
Indicó Sabelotodo.
-¡Lista para el despegue! –
Anunció Afortunada
– Empiece el carreteo por la pista empujando para atrás el suelo con los puntos de apoyo A y B-
Ordenó Sabelotodo.
Afortunada empezó a avanzar, pero lentamente, como si patinara sobre ruedas mal engrasadas.
-¡Más velocidad! –
Exigió Sabelotodo.
La joven gaviota avanzó un poco más rápido.
-¡Ahora extienda los puntos C y D! –
Instruyó Sabelotodo.
Afortunada extendió las alas mientras avanzaba.
-¡Ahora levante el punto E! –
Ordenó Sabelotodo.
Afortunada elevó las plumas de la rabadilla
-¡Y ahora, mueva de arriba abajo los puntos C y D para empujar el aire hacia abajo y simultáneamente encoja los puntos A y B –
Instruyó Sabelotodo.
Afortunada batió las alas, encogió las patas, se elevó un par de palmos, pero de inmediato cayó como un fardo.
De un salto los gatos corrieron hacia ella. La encontraron con los ojos llenos de lágrimas.
¡Soy una inútil! ¡Soy una inútil!
Nunca se vuela al primer intento, pero lo conseguirás. Te lo prometo.